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viernes, 20 de noviembre de 2020

LA IMPORTANCIA DE LA EDUCACIÓN INFANTIL

 Una de las finalidades del primer ciclo de Educación Infantil es dar respuesta a las necesidades de los niños y a sus familias, constituyendo una etapa educativa de vital importancia para el desarrollo integral y armónico del niño.

Durante este periodo de edad, la escuela atiende al desarrollo afectivo, al movimiento, a los hábitos de control corporal, al desarrollo del lenguaje, a la consecución de una autonomía progresiva, a la adquisición de pautas elementales de convivencia, al descubrimiento del entorno inmediato...

La intervención educativa a lo largo de este ciclo se dirige a estimular a los niños para que, progresivamente, identifiquen sus necesidades relacionadas con el bienestar corporal, y empiecen a ser cada vez más autónomos en la satisfacción de sus rutinas diarias. A través del afecto, del cariño, de la estimulación, del trato individual como persona, el niño va adquiriendo los instrumentos necesarios para actuar en su entorno y para sentir que sus necesidades están cubiertas. Dicha intervención procurará que el pequeño vaya desarrollando las capacidades que le permitan conocer su cuerpo y el de otros, que le permitan conocer y utilizar las posibilidades de acción y que, con ayuda del adulto, construya una imagen positiva de sí mismo, desarrolle sus capacidades afectivas y aprenda a respetar las diferencias.




Los contenidos educativos se abordan por medio de actividades globalizadas, de gran interés y significado para él. Las situaciones de rutinas de la vida diaria en los centros y en la casa constituirán el eje de dichas actividades. Poco a poco, el pequeño irá adquiriendo autonomía en sus rutinas y actividades cotidianas en cuanto a la comida, el vestido, el descanso...

A lo largo del primer ciclo deben aprender a relacionarse y deben adquirir, ya en sus primeros años de vida, algunas pautas elementales de convivencia: iniciarse en el diálogo, en el respeto hacia los demás, en el cuidado del medio ambiente, en la tolerancia y, en definitiva, en todos aquellos aspectos que son necesarios para vivir en sociedad.

Poco a poco, el niño irá utilizando el lenguaje oral y otros lenguajes (corporal, artístico, audiovisual...) para dar cauce a sus emociones y a sus sentimientos, contribuyendo a desarrollar su imaginación y creatividad. A través de ellos mostrará su conocimiento del mundo y su percepción de la realidad. Son instrumentos de comunicación e intercambio fundamentales para elaborar su propia identidad cultural e ir apreciando la de otros grupos sociales.

En esta etapa es fundamental que lo pasen bien, que disfruten, que se relacionen, que afronten nuevas experiencias, que compartan, que se expresen, que jueguen... Por todo ello, la función educativa de la escuela debe estar en estrecha relación con la que ejercen los padres. Debe ser un proceso compartido, de relaciones fluidas que permitan adoptar pautas de actuación conjuntas para favorecer el proceso de aprendizaje y el desarrollo armónico del pequeño.




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